Este post no tiene un componente muy educativo, o sí, supongo que depende de la perspectiva desde la que se mire.
Este post más bien tiene la intención de describir una situación que me estoy encontrando que me ha sobrepasado por su magnitud y quiero aprovechar este blog para contarla.
Desde hace algunos meses me encuentro en Inglaterra de estancia de investigación, no estoy en Londres, sino en una ciudad media del sur de Inglaterra. Yo tengo suerte, tengo trabajo y mi estancia aquí es para aprender y poder mejorar como profesora e investigadora cuando vuelva a España. Por cierto, esperando a ver si salen las becas José Castillejo, pero teniendo en cuenta lo que ha pasado con las Erasmus no tengo muchas esperanzas…
No es nuevo escuchar que Inglaterra está llena de españoles. Una va andando por la calle y reconoce ese Spanish-English incondundible que nos delata y piensa «ese es español». Pero lo que sí he podido notar es que desde que estoy aquí cada semana conozco a más españoles, que han dejado todo para venirse a Inglaterra a buscar una oportunidad que España no les da.
La mayoría de ellos son gente con titulación universitaria (ingenieros, económicos, filólogos, abogados, trabajadores sociales…) que se han cansado de esperar en España una oportunidad y han hecho las maletas y se han venido a Inglaterra a buscar otras oportunidades.
Lo primero que intentan hacer es mejorar ese inglés tan malo que arrastramos en general todos los españoles, fruto de la mala educación en inglés que hemos tenido durante tantos años. Muchos de ellos gastan sus ahorros en academias para intentar poder obtener un nivel mínimo con el que hacer entrevistas de trabajo para su perfil profesional. Mientras, buscan trabajo como camareros, limpiadores de hoteles o cualquier cosa que les proporcione un ingreso mínimo para poder seguir estudiando en inglés. Algunos no van a volver en navidad a España porque no hay dinero para ello o porque han encontrado trabajo en la campaña de navidad. Otros han vuelto ya, pero no por que quieran, sino porque se les ha acabado el dinero y vuelven a casa de sus padres, o porque simplemente no han podido aguantar aquí.
Hoy me encontré a una española en una tienda, es licenciada en ADE, con un Máster Universitario y con una experiencia laboral alucinante, me escuchó hablar y me preguntó si era española (seguramente notó mi acento Spanglish). Estuvimos un rato hablando y ella terminó llorando. Ha venido aquí con todo el dinero que tenía ahorrado buscando trabajo, pero todo es caro, su inglés no es tan alto como ella pensaba, no está bien en la casa en la que vive y se siente sola. He intentado animarla, darle algún consejo desde mi corta experiencia aquí. Creo que ella sólo necesitaba alguien con quien desahogarse. Me comentaba que no puede hablar de su situación con sus padres porque entonces ellos lo pasan mal también. «Con lo contento que estaba mi padre de que yo hubiera tenido la oportunidad de ir a la Universidad, y todo para nada».
De vuelta, mientras caminaba, me he acordado de los famosos «brotes verdes» del gobierno anterior, de la entrevista al Ministro de Hacienda con el titular «la gente ya empieza a notar la recuperación» y de la famosa movilidad exterior de Báñez. Realmente no hay derecho. A algunos los mandaba aquí unos meses, primero a ver si podrían sobrevivir con el inglés de un»nice cup of café con leche», y segundo, a ver si sabrían desenvolverse en el mundo sin sus asesores. Me da igual el color político. Creo que soy capaz de poder valorar las acciones de diversos políticos sin tener que ser de un partido u otro como se es del Barsa o del Madrid.
Lo que estoy segura es que cualquiera de los españoles que me estoy encontrando aquí vale más que muchos de ellos, estos españoles están muy lejos del estereotipo de «Españoles por el mundo» (gente triunfadora que se ha hecho una vida fuera y que sale en televisión mostrando orgullosos su familia y los logros obtenidos). Estos jóvenes no salen en televisión, pero son gente que merece la pena. Son personas que han tenido «las narices» de dejar su vida atrás porque consideran que se merecen una oportunidad mejor. Y estos que se están yendo son los que no deberíamos querer perder, son los que le plantan cara a la vida, son los que hemos formado y que ahora nos dicen adiós.
Como lo hicieron estos dos españoles, que grabaron este vídeo:

Estos jóvenes se reunen en los pubs, se ríen de su propio inglés, se quejan del tiempo y de la comida, se animan unos a otros, van creando pequeñas familias a partir de los amigos que van haciendo, se ayudan a desenvolverse en un país extraño, ríen y lloran juntos. Estoy conociendo a muchos, son gente fabulosa, que cada día me dan una lección de vida, que me dicen «yo no me quiero ir, me echan».
2 comentarios en «La verdad de la famosa «movilidad exterior»»
  1. No lo había este post tuyo, y eso que hace casi un mes, pero me ha parecido fabuloso, no lo que expresas en él, sino tu forma de ver las cosas. Estoy contigo en que tendríamos que mandar a los políticos a que hicieran lo mismo que esos jóvenes brillantes que se van por necesidad.

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