Querido señor ministro de educación,
Enhorabuena. Ha sido usted designado para uno de los ministerios más importantes de un país, a lo largo de los años a este ministerio se le ha denominado de muchas maneras, concretamente, usted se va a encargar también de cultura y deportes, pero yo quiero centrar mi mensaje en el área que conozco: la educación.
Querido señor ministro de educación, no se deje embaucar por la palabra «esfuerzo», el «esfuerzo» se puede interpretar de muchas maneras, la famosa cultura del esfuerzo a la antigua usanza no funcionará en una sociedad del siglo XXI que tiene unos determinados valores y actitudes. Trabaje en políticas inclusivas, tenemos una sociedad diversa y la escuela también lo es. Querido señor ministro de educación, valore la diversidad como una oportunidad y no como un problema. 
Querido señor ministro de Educación, veo que usted ha impartido o imparte clases en la Universidad, por lo tanto habrá escuchado hablar del Plan Bolonia y de las famosas competencias. Entienda que ahora estamos realmente comenzando a trabajar en competencias en todos los niveles y a ver pequeños cambios y si lo tira todo abajo será una pena.
Querido ministro de educación, acérquese a los centros educativos de todo tipo, pise la escuela pública y escuche a los docentes, sin su apoyo los cambios que quiera hacer caerán en saco roto. Haga cercano su discurso a la realidad del aula, valore a los docentes que se dejan la piel cada día en su trabajo. Centre usted el debate en las cosas importantes que están pasando en la enseñanza. En España tenemos grandes profesionales expertos en muchas áreas (organización escolar, TIC, atención a la diversidad, etc…) y tenemos colegios que están haciendo buenas prácticas reconocidas internacionalmente, eche un vistazo.
Querido señor ministro de educación, no caiga en hablar de «excelencia» porque la excelencia, al igual que el esfuerzo, pueden ser entendidos meramente desde un nivel conceptual y hay que tener en cuenta que las personas tienen que desarrollar una serie de competencias en su vida, de qué me valdrá tener a la persona que sepa más historia de memoria del mundo si no es capaz de transmitirla oralmente, si no sabe trabajar colaborativamente, si no tiene capacidad crítica. Valore que la cantidad no es calidad, y que hay modelos educativos que han quedado ya muy atrás.
Querido señor ministro de educación, como buen Licenciado en Derecho conocerá que redactar una buena ley de educación no implica un cambio de todo el sistema. Las leyes anteriores no han fracasado, lo que ha fallado es su aplicación en las aulas. Intente llegar a un consenso de mínimos con otros partidos. Gaste el dinero en formar a los docentes y en dotar de recursos a los centros que lo necesitan.
Querido señor ministro de educación, los niños de hoy en día no nacen con ningún gen que les haga ser malos estudiantes, sino que viven inmersos en una sociedad con unos determinados valores, comprenda usted que la mejora viene de la mano con un replanteamiento del mundo en que vivimos, implique a las familias, hable con sus colegas de otros ministerios para hacer un esfuerzo conjunto en dejar atrás posturas tecnócratas y volver a discursos humanistas, los que siempre han formado y enriquecido el espíritu humano. 
Querido señor ministro de educación, apueste por las tecnologías, pero no se quede en innovaciones tecnológicas, no ponga el dinero sólo para pagar los cacharritos porque muchos de ellos se quedarán en sus cajas. Invierta en formación pedagógica y en el fomento de nuevas metodologías con TIC. Vivimos en una sociedad TIC y nuestra escuela no puede ser del siglo pasado.
Querido señor ministro de educación, no le escribo esta carta como crítica hacia su persona, no lo conozco y no tengo motivos para dudar de su buen hacer e intencionalidad positiva. Esta carta sería la misma para cualquier persona que hubiera ocupado su puesto. A pesar de que no sea experto usted en la educación como ciencia, como buena pedagoga asumo que en la vida siempre hay oportunidades de aprender, por lo tanto, acérquese a términos como didáctica, currículum, competencias, adaptaciones, individualización, criterios, objetivos, programaciones, etc. Intente entender esta gran ciencia que transforma sociedades, que iguala las oportunidades de los ciudadanos y que crea personas.
Comprenda usted que Derecho es una carrera, pero Magisterio y Pedagogía también lo son. Y que por lo tanto hay una gran masa de gente preparada que va a estar atenta a lo que hace. Sepa usted que hay muchas personas dispuestas a echar una mano y a compartir y colaborar con sus experiencias, pero tiene que tenderles la mano. No caiga en pensar en números cuando hable de educación, no piense en cambios rápidos. Las transformaciones son lentas pero la recompensa es enorme.

Querido señor ministro, le deseo mucha suerte y prosperidad en esta nueva etapa que comienza desde hoy.

Atentamente,
Una profesora
10 comentarios en «Querido señor ministro de educación»
  1. Hermoso y sentido texto, María del Mar (igual con un pelín de defensa corporativa, también, a qué negarlo, tan lógico como legítimo, vaya…). En principio, el mundo de la educación cuenta con una ventaja inicial: parece que el nuevo ministro tiene muy claro que, de la tríada de competencias básicas de su cartera (educación, cultura y deporte), la de auténtico relieve y entidad es la primera. Pero, claro, eso, que puede suponer una ventaja apriorística "cuantitativa", no garantiza nada en lo cualitativo. Supongo que desearle esa suerte en el empeño que tú también le deseas, es también deseártela a tí, a todos tus compañeros y compañeras, y, por extensión, a todos los que guardamos alguna vinculación con el mundo educativo. En fin…

    Un fuerte abrazo y hasta pronto.

  2. Perfecto Mª del Mar, has transmitido las preocupaciones que miles de profesores y profesoras de este país tenemos respecto al futuro de la Escuela pública. No le sobra ni una coma…¡enhorabuena!

    Por cierto, tendrás que imprimirla y mandársela con un motorista, si no, no la lee 😉

  3. Enhorabuena Mª del Mar, he sabido de esta carta al leerla en el blog de @profesorgeohistoria donde la comenté, pensando que era una más de las que desgraciadamente circulan, escondidas en la cobardía del anonimato y que por ello, pierden fuerza y legitimidad.
    Al saber de tí como autora, no me queda más que Felicitarte por tu exposición detallada y correcta del sentir del colectivo docente.
    Tal vez antes de escribir esta carta tuviste que tomar algún anti disparador de adrenalina contra los despropósitos del citado ministro contra el honroso mundo de la Educación. De ser así, buen resultado.
    Ánimo.

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