Tenemos recién publicados dos borradores de proyectos de dos Comunidades Autónomas sobre el uso de la tecnología en el aula: el de la Comunidad de Madrid y el de la Región de Murcia.
Durante estos meses, ante las noticias que se han ido publicando y las declaraciones políticas que se han escuchado, he sido muy crítica con ambos. Principalmente porque los dos asumían el relato del miedo planteando que las tecnologías son malas de por sí y que su uso en la escuela puede favorecer problemas cognitivos. Además, las declaraciones políticas planteaban soluciones centradas en números: la propuesta de la Región de Murcia hablaba de horas de uso, la propuesta de la Comunidad de Madrid de número de estudiantes por ordenador, pero en ningún momento se planteaba algo clave si hablamos de aula: la estrategia didáctica para su integración significativa en el proceso educativo. Qué hacemos con la tecnología, por qué la escogemos y por qué la utilizamos. Se planteaba más una carrera por mostrar medidas contundentes y calmar pánicos morales que una reflexión certera sobre cómo trabajar la competencia digital.
Ahora, con los dos borradores publicados, se puede hacer un análisis en más profundidad, ver si se ha cambiado mucho la propuesta original y si los mensajes políticos que se dieron se asemejan a lo realmente propuesto. Vamos a ello. Para ser concisa y no irme mucho por las ramas, voy a señalar lo que es negativo con una X, lo que es positivo con un OK y lo que, en principio, es positivo pero tiene algún “pero” importante, con un “OK pero…”
El proyecto de la Comunidad de Madrid (Enlace)
X Asume el relato de que la tecnología es mala, llegando a exponer argumentos poco serios y fundamentados para que aparezcan en un documento de este tipo, que parecen más de una barra de bar que de una propuesta legislativa (“preocupa que los niños ya no jueguen ni disfruten al aire libre”).
X En la introducción hace cherry picking de argumentos y evidencia disponible (esto es, escoger los estudios e indicaciones que justifican las medidas). Mezcla herramientas, estrategias, normativas, un poco caótico.
X Incluye información que no es cierta y está sesgada, como lo que argumenta utilizando el informe PISA. Cuando sabemos que PISA no mide la competencia digital, sino más bien el uso técnico, que se suele basar en encuestas de opinión al alumnado, y que, en todo caso, PISA considera que tan malo es usar mucho las herramientas como no usarlas nada, y que los centros donde se usan de forma moderada, los estudiantes tienen un rendimiento mayor.
X Considera que aprender es básicamente memorizar (página 4). Esto ya de por sí dice mucho del enfoque pedagógico en el que se suscribe la propuesta. Si aprender es memorizar, evidentemente es mejor un libro de texto impreso. La cuestión es que la tecnología nos permite trabajar de otras maneras en el marco de estrategias didácticas adecuadas.
X Indica que en Infantil y Primaria no se permitirá trabajar de forma individual. Esto es un disparate. No plantea qué tipo de tarea se hace, sino que sea individual o grupal. Confunde la metodología con la organización del trabajo y la herramienta, como si lo colaborativo fuera siempre mejor por defecto, o por si ser un dispositivo grupal (como una PDI) ya fuera buena y un portátil malo. No se tiene en cuenta que hay momentos en los que el trabajo individual favorece la reflexión, la autonomía y el pensamiento crítico, y que puede haber tareas en las que sea adecuado que se disponga, en un momento determinado, de un dispositivo individual. Llega a decir una tontería tan grande como que individualmente no se puede trabajar, pero que en grupos de dos o más estudiantes sí.
X Decir que se primará los libros en papel, la escritura a mano, la caligrafía, el dibujo, la memorización y la exposición oral es otro disparate. Confunde herramientas con objetivos pedagógicos. No se trata de excluir nada, sino de integrar distintos recursos y herramientas críticamente. Me sigo preguntando si la Comunidad de Madrid sabe que el libro de texto no es obligatorio.
X No habla de educación, no habla de cómo afrontar los riesgos, ni de cómo ayudar al profesorado, no habla de cómo articular la propuesta, no habla de lo importante, que es de cómo educar para los riesgos que existen. Asume, por tanto, que esa restricción ilógica mejorará la situación. Es una visión simplista que ignora la complejidad del sistema y las verdaderas necesidades del alumnado y del profesorado y demuestra un desconocimiento total de la realidad educativa.
OK Se habla de que ha de desarrollarse la competencia digital
OK Se habla de realizar propuestas formativas a estudiantes y familias.
Me ha costado encontrar algo bueno en este decreto, porque las menciones que hace al desarrollo de la competencia digital y la formación son generalistas. Son apenas 6 páginas, llenas de información que no es respaldada por la investigación educativa, y que tengo serias dudas de que cumpla con la ley educativa actual. Finalmente, aparece un patrón ya habitual en este tipo de normativas: la cláusula de excepción o de “autonomía”, que permite a los centros ajustar las medidas a su propio contexto. Se indica que los centros, en ejercicio de su autonomía, podrán reflexionar y seleccionar los medios tecnológicos más adecuados. Por lo tanto, de nuevo, da la sensación de que es una iniciativa más propagandística que realmente educativa.
El proyecto de la Región de Murcia (Enlace)
X Llega a unas conclusiones que indica que son aportadas por la investigación que no se fundamentan en la evidencia científica actual. Al igual que lo que pasaba en el de la Comunidad de Madrid, se hace cherry picking. La Región de Murcia desde el comienzo tiene bastante interés en relación al tema de la escritura manual y el cálculo, se entiende que por la necesidad de que se enseñe a escribir a mano, pero eso no termina de encajar bien con la medida de establecer un límite hasta 5º de Primaria, porque en la práctica (y lo que han dicho desde declaraciones políticas) se plantea como el no uso en lengua y matemáticas.
X Incluye como riesgo la adicción, cuando sabemos que este planteamiento no es adecuado ni respaldado por gran parte de la evidencia actual (). De hecho, se confunde la gamificación que se puede plantear en el aula con el uso problemático de videojuegos
X Poner el sello “LIBRE” no lo considero positivo porque convierte lo que debería ser un enfoque educativo común en una marca o distintivo, generando una división innecesaria entre centros. Pasaremos de aspirar a ser “centros SENDA” a querer ser “centros LIBRE”, como si se tratara de una competencia por estatus en lugar de una mejora estructural del sistema educativo. Creo que, aunque no esté hecho con mala fe, esta lógica refuerza desigualdades y oculta que lo importante, que es que todos los centros, sin distinciones, cuenten con recursos, formación y autonomía suficientes para garantizar una educación digital equitativa y de calidad para todo el alumnado.
X Se entiende el interés en gestionar bien los medios que se usan en las escuelas, pero se asume que son los recursos los que se adaptan a las etapas y no tiene en cuenta lo suficiente el papel del profesorado como elemento clave en la integración de los medios.
OK Se mantiene como referencia y eje la competencia digital. Se menciona en varias partes del documento. Se menciona específicamente áreas de esa competencia y cómo se pretenden trabajar.
OK Considera que lo adecuado es alternar actividades digitales y analógicas. Durante la lectura del texto se percibe que la propuesta identifica que el problema está en los modelos que han tratado de sustituir todo lo analógico por digital para hacer el mismo tipo de tareas.
OK La estrategia plantea el uso seguro de las tecnologías, habla de capacitación del alumnado y el profesorado, la protección de los datos personales y no niega el uso de dispositivos digitales, sino que indica que su uso debe hacerse de forma segura.
OK Destaca la aplicación de los principios del DUA y la accesibilidad y la importancia de las tecnologías en este sentido en relación al acceso y uso de recursos.
OK Se plantea que es importante el cambio metodológico y que no se utilicen las tecnologías como sustituto del libro de texto.
OK Menciona el Plan Digital de Centro y trata de que sea la herramienta a través de la cual se articule lo planteado. También menciona el plan de convivencia.
OK pero… No establece prohibiciones por etapas, sino posibles actividades didácticas. Es de agradecer el esfuerzo en que se traten de especificar posibles tareas que se pueden hacer en cada etapa. Esto es realmente importante porque no abunda en las propuestas que se leen en otras CCAA. Sin embargo, las tareas indicadas resultan algo escasas y algunas excesivamente técnicas, centradas en el uso de herramientas y las habilidades instrumentales. El planteamiento que se hace es un punto de partida muy positivo (empezar a hablar de cómo usamos las herramientas), pero ha de enriquecerse, teniendo en cuenta los decretos de enseñanzas mínimas y el Marco de la Competencia Digital. De hecho, la visión de las tareas relacionadas con el Pensamiento Computacional son demasiado reduccionistas, ya que lo vinculan casi exclusivamente con la programación y el uso de robótica, sin atender a su dimensión transversal, creativa y orientada a la resolución de problemas reales desde edades tempranas.
OK pero… Limitar el uso individual a una hora en Primaria y dos en Secundaria sin considerar la diversidad de metodologías, materias y necesidades del alumnado impone una visión más cuantitativa que cualitativa. Aunque menciona el enfoque pedagógico, el riesgo es que se regule el tiempo sin valorar el propósito, el tipo de tareas ni el contexto, lo que puede obstaculizar el desarrollo real de la competencia digital. Hubiera sido más interesante profundizar en la línea de lo propuesto en el artículo 4.
OK pero… Se valora positivamente que se reconozca la importancia de la protección de datos desde los centros, lo cual es un paso importante. Sin embargo, también sería conveniente que la propia administración educativa revisara con detalle qué datos se están compartiendo con los proveedores tecnológicos utilizados habitualmente a nivel regional, para garantizar una coherencia real entre el discurso institucional y las prácticas concretas que se pide a los equipos directivos.
OK pero… Es muy positivo que se haya incluido un apartado específico sobre la IA. Se menciona el riesgo de su uso en la evaluación, se menciona que se formará al profesorado y se relaciona con el programa escuela 4.0. Todo esto es fundamental y realmente pionero, porque aborda la importancia de la alfabetización en entender los sistemas de IA y su incorporación progresiva desde tareas educativas. Es de valorar el esfuerzo en ver qué tipos de usos se pueden dar de la IA y parece que se ha establecido 3º de la ESO porque algunas de las herramientas de IA generativa (como chatGPT) se indica que no son adecuadas para menores de 12 años. Sin embargo, lo de los sistemas antiplagio no tiene sentido, porque no funcionan. Puede suponer un coste económico que no sirva en la práctica y me genera muchas dudas el uso que se plantea para la atención a la diversidad.
Mis conclusiones
El documento de la Comunidad de Madrid tiene 6 páginas, el de la Región de Murcia 27. Esto ya es algo muy representativo. El título de cada uno también. El de la Comunidad de Madrid habla de “regular” y “limitar” y el de la Región de Murcia de “desarrollar la estrategia digital”.
El documento de la Comunidad de Madrid parte de una visión profundamente tecnófoba, basada en generalizaciones sin respaldo empírico, en argumentos más ideológicos que pedagógicos y en una preocupante simplificación de lo que significa enseñar y aprender en la actualidad. Asume el discurso del miedo sin proponer soluciones educativas consistentes y reproduce ideas sin base científica. Además, su escasa extensión y falta de contenido pedagógico hacen pensar más en una declaración de intenciones políticas que en una propuesta normativa rigurosa.
El documento de la Región de Murcia, aunque no está exento de críticas y contiene puntos mejorables, evidencia una intención más seria de tratar de mejorar el uso que se hace de la tecnología en el aula. Se reconoce el valor de la competencia digital, se articula su desarrollo por etapas y se menciona el papel del Plan Digital de Centro. Se habla de cómo utilizar las tecnologías y se trata de establecer usos concretos para Infantil, Primaria y Secundaria. Esto es una mejora clara desde las propuestas iniciales que se lanzaron. El problema que percibo en la Región de Murcia es la falta de coherencia entre el discurso político y el contenido de la normativa. Las declaraciones políticas tienden a fomentar un clima alarmista sobre el uso de la tecnología en las aula, cuando posteriormente vemos que las directrices son más matizadas. Esto no ayuda a los centros educativos, que necesitan marcos estables y discursos institucionales alineados para trabajar con seguridad. Resulta llamativo esto, porque hay propuestas que son muy interesantes y se podría defender la valía de ser referente en torno a un cambio del modelo de digitalización, pero da la sensación de que hablar de prohibiciones genera más impacto mediático que poner en valor iniciativas orientadas a educar con sentido y rigor.
En ambos casos parece que subyace una intención común: corregir un modelo de digitalización que, en muchos contextos, se ha implantado sin una estrategia pedagógica clara ni el acompañamiento institucional necesario. Sin embargo, lo preocupante es que tanto en la Comunidad de Madrid como en la Región de Murcia esta corrección se traduce, una vez más, en una mayor carga para los centros educativos y especialmente para los equipos directivos. Las propuestas se centran en lo que deben hacer los centros, pero apenas abordan lo que deben garantizar las administraciones. No hay una asunción clara de responsabilidades institucionales en el diseño y gestión del proceso de digitalización. Sería deseable que se dijera de forma explícita, por ejemplo, que no se trasladará la carga económica a las familias, como ocurre cuando se deja en sus manos la compra de dispositivos sin un plan de equidad detrás.
Ambos documentos parecen partir, además, del planteamiento de que todos los centros disponen y usan mucho la tecnología. Sin embargo, la digitalización educativa no está plenamente extendida ni consolidada. No estamos ante una escuela saturada de pantallas, sino ante un sistema en el que coexisten prácticas muy diversas y donde aún hay centros que carecen del equipamiento básico o del apoyo necesario para integrar la tecnología de manera significativa. Además de que encontramos muchos centros que disponen de recursos como aulas del futuro o robótica, pero que no disponen de formación, tiempo y recursos para utilizarlos adecuadamente. Seguimos necesitando una mirada pedagógica más clara, aunque, visto lo visto, en algunos sitios más que en otros.
Supongo que este es el origen de muchas propuestas autonómicas más. Seguiremos analizándolas.