Hace unas semanas Isaac Guerrero me propuso participar en la estupenda e interesante Newsletter de EduClaustro hablando sobre Inteligencia Artificial en educación. Le dije que sí encantada, conocedora de lo interesante de su trabajo con esta newsletter.

Ha sido uno de esos textos que una disfruta escribiendo, plasmando su visión sobre cómo van a integrarse estas IA generativas en la educación y el impacto que pueden tener. Os dejo aquí el texto y el enlace al mismo. Pero no olvidéis suscribiros a la newsletter de Educlaustro, cada domingo recibiréis información interesante sobre educación.


El origen de Internet se remonta a los años 50. En los 80 comienza a extenderse por el mundo, y en los 90 y principios de los 2000 muchos nos conectábamos desde casa (con las consecuentes quejas familiares por no dejarles usar el teléfono) o, desde la facultad o cualquier sitio público desde el que nos dejaran hacerlo. Desde esos lugares accedíamos a la web de Terra o chateábamos en IRC, fascinados por Internet, esa herramienta que decían cambiaría el mundo. No obstante, la verdadera revolución llegó a principios del siglo XXI, cuando las conexiones se hicieron más rápidas y surgieron una gran cantidad de herramientas (blogs, wikis, redes sociales…) a las que se les llamó «herramientas de la Web 2.0». Lo que sucedió con la llegada de estas aplicaciones fue que, en pocos meses, dejamos de ser solo lectores de Internet y pudimos ser autores y participar activamente en la creación de contenidos. Y lo más importante, podíamos comunicarnos entre nosotros, podíamos crear recursos y podíamos ser actores de ese cambio al que antes solo asistíamos como público.De este modo, Internet y la llegada de estas herramientas posibilitó que cambiara el mundo y también ayudó a visibilizar muchas prácticas educativas interesantes y a generar un claustro virtual que compartía sus inquietudes y colaboraba en proyectos y se unían en comunidades como EABE, Novadors, y muchas más iniciativas que surgieron durante aquellos años.En ese contexto me hallaba yo haciendo mi tesis doctoral sobre web semántica. Una web que podría «entender» lo que los humanos decimos. Recuerdo leer sobre procesamiento del lenguaje natural pensando que parecía ciencia ficción y recuerdo estar haciendo ontologías tratando de «explicar» a una máquina un concepto educativo para posteriormente hacer una evaluación basada en esta herramienta semántica.
La IA generativa
La aparición de la IA (Inteligencia Artificial) generativa me hace recordar mucho aquellos años. Tengo la misma sensación que tenía entonces de que socialmente esto va a ser algo grande, y de que no llegamos a vislumbrar todo el potencial que puede tener. Al igual que sucedía con Internet, la IA no es algo nuevo, existe desde hace décadas y es una rama de la informática en la que se lleva trabajando mucho tiempo. Muchas de las aplicaciones que usamos cada día se basan en la IA, pero hasta ahora, operaban detrás del telón. Es la llegada del chat GPT la que ha supuesto el punto de inflexión, porque nos ha abierto el mundo de las herramientas de IA de tipo generativo.Con la IA generativa está pasando como con las herramientas web 2.0 (y la llegada de aplicaciones como los blogs y las wikis), nos están dando la posibilidad de participar, de dejar de ser espectadores, y pasamos a ser actores. La IA ha salido de detrás del telón. Está en el escenario, se nos ha presentado y nos permite crear e interaccionar de una manera mucho más evidente con ella. Y la clave no está en todo lo que hace, sino en todo lo que parece que va a ser capaz de hacer.En el ámbito educativo, cada vez que llega una tecnología nueva se pone en cuestionamiento el papel del docente. Antonio Bartolomé ya lo decía respecto al video educativo: un buen profesor nunca podrá ser sustituido por un video. El papel del docente como mediador, como persona que ayuda a que los estudiantes puedan transformar la información en conocimiento, como profesional que aplica diferentes estrategias didácticas, que entiende la importancia del contexto, etc. es imprescindible. Pero si hablamos de un docente que se centra exclusivamente en su papel como transmisor de conceptos y que no incorpora diferentes estrategias metodológicas, en ese caso, los alumnos sí encontrarán en el video un suplente al docente. Con la IA puede pasar algo parecido: un docente que entienda que su papel no es competir en cantidad de información con la tecnología y valore la importancia de abordar un enfoque integral de la enseñanza, no podrá ser superado por la IA, pero un docente que base su rol en competir con la Wikipedia, ya queda ampliamente superado por la IA generativa, que no solo ofrece la información de la red, sino que ayuda a generar información que responde a necesidades específicas. Estas herramientas de IA generativas en cierto modo nos ponen frente al espejo: hay determinadas prácticas educativas que ya no son sostenibles. Hace tiempo que no lo son, pero la IA lo hace ya muy obvio. Esta idea es a veces es mal entendida. ¿Quieres decir con esto que los estudiantes ya no tendrán que saber redactar porque lo hace el chat GPT? ¿Estás renegando de la importancia del desarrollo de determinadas habilidades básicas? Evidentemente no.
Chat GPT en el aula
Hablar de integrar chat GPT en el aula no implica que los estudiantes no tengan que aprender a redactar un texto. Lo que implica la llegada de estas herramientas es que lo que no tiene sentido, por ejemplo, es que derivemos ese aprendizaje en algo que hacen en casa. Si queremos trabajar el desarrollo de la competencia en comunicación lingüística, tendremos que trabajar más en el aula y darles a los estudiantes espacio para hacerlo allí, donde nosotros como docentes podamos ayudarles, donde pueden además enriquecerse de la ayuda de los demás. Tendremos que replantearnos los enfoques que abordamos en el aula. Si eso ayuda también a trasformar la evaluación hacia modelos que tengan en cuenta más el proceso y no tanto el producto, para bien será.Al final todas las aplicaciones digitales encuentran su lugar, es cuestión de decidir cuándo incorporarlas, a qué edad, de qué forma y cómo hacerlo cuando ya se han asentado los conocimientos que se consideren básicos para hacer un buen uso de las mismas. Los estudiantes siempre han usado las herramientas que tenían a mano (sea la enciclopedia Salvat, la Wikipedia o ahora el chat GPT). El papel del docente sigue siendo la clave. No deja de ser importante con la inteligencia artificial, al contrario, lo es más que nunca.Y para que los docentes puedan hacer esto, necesitan más recursos, más tiempo y un curriculum flexible. No tiene sentido echar toda la culpa al profesorado de las carencias que pueda haber en el ámbito de la competencia digital. Estamos hablando de profesorado que acaba de salir de gestionar una pandemia, que tiene que acreditar a marchas forzadas su competencia digital y que, de repente, parece que tiene que ser experto también en incorporar la inteligencia artificial en el aula. Tecnología que además le presentan, en muchas ocasiones, como un enemigo, un competidor, que viene a acabar con todas las virtudes de la buena educación. La formación y el apoyo se hace necesario, sobre todo para tratar de no caer en los errores del pasado y que no nos centremos solo en la tecnología, sino en la pedagogía, que es la clave para que la integración de los recursos se haga con coherencia.También hay que tener en cuenta que la IA no está exenta de riesgos. El avance es tan rápido que no tenemos tiempo de regular como sociedad sus usos. Tenemos que ser capaces de crear una IA que pueda convivir con nuestros derechos como ciudadanos digitales. Tenemos que saber el uso que hacen de nuestros datos. Tenemos que exigir algoritmos inclusivos y justos. La IA es una oportunidad, pero también supone un riesgo que incremente la brecha digital en la sociedad, y el mundo educativo no es ajeno a esta circunstancia.La principal queja de algunos es que chat GPT falla, al igual que a principios del siglo XXI algunos decían que era mejor no usar las herramientas digitales en el aula porque la Wikipedia no era fiable. Recordemos que Wikipedia es construida por los usuarios que pueden editar la misma, así que, evidentemente, no tiene la misma fiabilidad que, por ejemplo, un artículo científico, en teoría validado por la comunidad científica. ¿Esto significa que la Wikipedia no es útil? Todos hemos usado la Wikipedia muchas veces, claro que es una herramienta útil e interesante. Lo que pasa es que tenemos que saber dónde y cómo usarla, es decir, sabiendo cómo se construye y sus posibilidades nos podremos plantear qué usos podemos darle y cuáles no. Esto nos lo evidenció Fernando García Paez, que llevó a cabo una de las primeras experiencias educativas con Wikipedia, promoviendo que sus estudiantes publicaran un artículo sobre su municipio.Lo mismo pasa con chat GPT, tiene fallos (aunque muchos vienen de no saber establecer buenas indicaciones), pero cuando se aprende sobre cómo funciona, se entiende por qué nos ofrece la información que nos ofrece, y podemos saber, como hacíamos con la Wikipedia, en qué contextos y cómo utilizarlo. El problema no está (al menos no todo) en las herramientas, está en nosotros en atribuirles funciones distintas a las que tienen. Para esto, es fundamental la alfabetización digital que nos permita entender cómo funcionan.Lo que está claro es que quien fundamenta su crítica en que las herramientas fallan no es capaz de ver lo que está por venir en los próximos meses. Debemos tener en cuenta, además, que son herramientas que mejoran exponencialmente en cada versión que se publica.
Como conclusión
Que este nuevo ciclo que comienza con la IA generativa consiga realmente un cambio de paradigma en la educación está por ver, pero que nos adentramos en un momento de trascendencia histórica, como fue en los 90 y principios de siglo el acceso generalizado a la red, creo que es algo que empezamos a vislumbrar. Que el sistema educativo esté a la altura dependerá de todos los que trabajamos en él, y pasa, como siempre, no solo por la formación tecnológica, sino por una apertura metodológica, una visión que parta de superar nuestro sesgo del superviviente, que entienda que lo que tenemos es que preparar a nuestros estudiantes para un mundo que no sabemos cómo será. La IA generativa cuestiona muchas dinámicas muy enraizadas en la educación, y supone un gran un reto para todos.El avance en el procesamiento del lenguaje natural que trabajaba en mi tesis ha evolucionado en 10 años de una forma inimaginable para mí en aquel entonces. Lo que está por venir no lo sabemos, pero desde la educación lo podremos afrontar mejor desde una perspectiva constructiva, recuperando esa ilusión que para muchos supuso la llegada de Internet y de las herramientas de la web 2.0. De hecho, hay docentes en red que llevan tiempo compartiendo experiencias con IA en las aulas. A raíz de la salida de chat GPT y otras herramientas de tipo generativo, las ideas están creciendo exponencialmente. Muchos docentes comparten hoy sus propuestas de tareas con IA, al igual que en su momento se hacía con los blogs o las wikis. Se están generando nuevas sinergias, nuevas colaboraciones y nuevas posibilidades. Siempre será mejor afrontar estas situaciones juntos como colectivo docente, y siempre será mejor construir que destruir. Si lo conseguimos, podremos generar escenarios educativos que ayuden a lo más importante de todo el proceso, que no es la IA ni nosotros, es nuestro alumnado.

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